Los expertos han dicho que el virus, que ha matado unas 34 mil personas en 193 países, no afecta a las mascotas, pero han hecho enfásis en la necesidad de asearlas constantemente.
Y así lo he hecho con mi perro beethoven, quien da origen al nombre de este blog #LoQueDigaMiPerro.
Él está conmigo hace nueve años, hemos pasado y superado situaciones difíciles: el rompimiento de ligamiento cruzado de su pata izquierda, una torsión esplénica que por poco lo mata, y muchas más.
Esta situación de confinamiento por el Covid-19 nos ha llevado a otros episodios que les quiero contar.
Como las dos últimas jornadas, en las que he sido más consciente de la rutina para evitar el contagio.
Alrededor de las 6 a.m., beetho molesta con ladridos o poniendo su pata derecha donde pueda para despertarme. Me levanto, lavo mis manos, mis dientes y le sirvo la comida (Nutranuggets senior). No me baño. Luego, me pongo ropa muy cómoda (bóxer, pantaloneta, camiseta y tenis), el tapabocas (porque tengo tos, mas no otro síntoma que indique que tengo el virus) y salimos de casa.
Beetho orina en un espacio adecuado en el edificio donde vivo, pero hay que llevarlo a que defeque en un parque afuera. Damos unos 20 minutos de paseo y regresamos a casa.
Al regresar me quito los tenis y los dejo en la entrada del apartamento, luego me desvisto y llevo la ropa a un balde con agua y jabón.
Luego con un líquido desinfectante (Ixer) y pañitos húmedos le limpió a beetho cada parte de su cuerpo, tiro los pañitos a la basura, le doy un premio y sigo con mi aseo.
Voy al baño y me ducho largo rato, echándome abundante jabón en las manos.
El perro se acuesta, duerme y al mediodía busca una nueva salida. Otra vez me cambio de ropa, me pongo el tapabocas y la calle. Veinte minutos de recorrido. Al volver a casa, hay que realizar el mismo procedimiento: lavarle su cuerpo con el desinfectante, echar a lavar mi ropa y desinfectar cada cosa que llegue de afuera.
También me vuelvo a duchar.
Y en la noche igual. Someto a beetho a una tercera limpieza, algo que ya no le gusta mucho, pues sale corriendo a esconderse. Y yo me quito una tercera muda de ropa, la echó a lavar y voy a la ducha.
Agotante, es verdad. Pero somos privilegiados. No nos falta nada. Tengo trabajo y puedo ayudar a otros.
Fuerza a las mamás, las hermanas, las novias o esposas obligadas a hacer esto en sus casas…
Fuerza a los hombres obligados a salir de sus casas a buscar el sustento. Fuerza a todxs.